El 9 de Octubre

ueno, pues ya ha pasado el nueve de Octubre. Desfilábamos en quinto lugar, sobre las seis de la tarde, pero teníamos que estar en la glorieta a las cinco y cuarto, por lo que decidimos quedar en el casal a las once de la mañana para maquillarnos y vestirnos. De nuevo sesión de maquillaje, esta vez probando algo ligeramente distinto, aunque siguiendo siempre con nuestros colores bandera: amarillo y azul y sobre todo mucha, mucha purpurina. Tanta, que creo que aún no he conseguido quitármela toda ;-) Los chicos se hacían los remolones (hay que ver qué mal llevan esto de maquillarse) pero al final, aunque ya después de comer, se dejaron poner algo de base y un poco de raya en los ojos.

Con el maquillaje puesto (nosotras) y mientras Enrique terminaba de preparar una riquísima paella (gracias, Enrique), ensayamos el desfile de por la tarde saliendo a la puerta del casal para practicar la división de la escuadra en dos al pasar de una calle ancha a una estrecha. El coche de Rafa sirvió de improvisado altavoz marcándonos el ritmo al que teníamos que marchar.

Después de comer, llegó la gran sorpresa: los chicos nos habían comprado una pequeña mocadorá a cada una. Fue todo un detalle que les agradezco, en nombre de todas, desde aquí.

Luego a vestirnos: qué mala memoria tenemos. Todos tuvimos dudas a la hora de ponernos los trajes. ¿Qué iba primero? No, ahora no va la capa... pero a las cinco estábamos todos listos para coger el autobús que nos esperaba en la demarcación de la falla.

Llegamos a la glorieta, buscamos nuestro sitio... y empezó el desfile. Un desfile muy especial para Quique y Chelo, que se estrenaban en esto de ser cristiano. Las calles estaban abarrotadas. Es increíble cómo, en sólo cuatro años, ha crecido tanto el número de espectadores de la entrada. He de confesar que me gustó mucho pasar por la calle de la Paz viendo la torre de Santa Catalina justo enfrente. Ahora entiendo los comentarios de las falleras que pasan por allí para ir a la ofrenda, porque es una calle muy agradecida para desfilar. De allí a la Calle de San Vicente (qué raro se hace pasar por ella en sentido contrario al que estamos acostumbrados) y por fin a la plaza del Ayuntamiento, donde vimos muchas caras conocidas, como nuestros acompañantes, los
comparseros que no se visten, que estuvieron con nosotros en todo el recorrido aplaudiendo y apoyándonos, nuestras Falleras Mayores, Carolina y Sonia, Mari Carmen, que este año vivirá las fallas desde otra perspectiva, y muchos falleros de nuestra comisión, familiares y amigos que nos jalearon al vernos pasar. Gracias a todos por estar ahí y gracias también a la Banda de El Puig por acompañarnos con su música.