El estreno de nuestras filàs

a ha pasado el momento. Tras todo este tiempo de actividad frenética para que todo estuviera preparado, al fin llegó el sábado. Nos habíamos citado en el casal a las seis de la tarde. Había llegado el día de la verdad. ¿Podríamos con el peso de los cascos y las lanzas (las chicas) o las espadas (los chicos)? Porque hay que confesar que nuestras lanzas pesaban, pero las espadas... ¡buf! Supongo que más de uno aún tendrá agujetas ;-)

Llegó el momento chapa y pintura: la base, la sombra de ojos dorada, un pequeño matiz azul para que haga juego con el traje, la purpurina, los ojos bien marcados, los labios... y los chicos que nos miraban como diciendo "Nosotros no nos ponemos maquillaje"... pero vaya si se lo pusieron, aunque fue lo mínimo: un poco de base y un pequeño toque en los ojos. Lo imprescindible para que se les viera debajo de los cascos.
Luego, a vestirse. A recordar cómo se ponían todos aquellas piezas de las que se compone el traje: ¿el adorno del brazo va debajo o encima de la capa? ¿Esto dónde se pone? Ya se sabe que hay que pagar la novatada. Ya arreglados, la foto de rigor de los chicos en la puerta del casal. No me negaréis que están guapísimos.



Llegamos a la calle de la Reina y esperamos a que llegara nuestro turno. Gracias a todos los de las comparsas hermanas que vinisteis a darnos ánimos durante la espera. No sabéis lo que nos tranquilizaron vuestras palabras. Llegó la hora: nos pusimos los cascos, sonó la música y... empezó el desfile. Nuestras cabos estuvieron estupendas: Gabi e Isabel se turnaron en esta difícil tarea, haciéndolo francamente bien y despertando a nuestro paso el aplauso del numeroso público asistente. Aquí tenéis a las dos durante la entrada. Es difícil saber cuál lo hizo mejor, ¿verdad?

Gabi

Isabel

Aunque nos habían dicho que se hacía un poco largo, porque la calle de la Reina mide más de 600 metros y nos advirtieron de que el desfile duraría más de una hora, como así fue, no se nos hizo nada pesado: las lanzas eran livianas y los cascos apenas los notábamos, y es que la ilusión puedo con nosotras.

Siento no poder decir qué tal lo hizo el cabo de nuestra filà masculina, Pablo, pero estaba justo detrás de nosotras y no pudimos verlo, aunque si lo hizo como en los ensayos, seguro que dejó el pabellón muy alto. Aquí tenéis a nuestro flamante cabo:

Pablo

Gracias a todos los que estuvisteis en el recorrido apoyándonos con sus aplausos y sus piropos.Gracias por ayudarnos a maquillarnos y a vestirnos: sin vosotros no lo habríamos conseguido.

Luego de vuelta en el casal y tras volver a vestir nuestras ropas, tuvimos una cena para festejar nuestro debut como comparsa, aunque sabemos que nos queda mucho camino por hacer.

Os preguntaréis que dónde estamos la filá de chicas: bueno, la única foto que tenemos de momento me temo que es de la visión que tenían los chicos de nosotras...